De la tradición suiza a la vanguardia global: Avolta redefine el retail de viajes.
Por Ehab Soltan
Hoylunes – Hay un tipo de viaje que no aparece en los mapas. Un trayecto que empieza con una espera en una terminal, un sorbo de café mirando una pista, una conversación breve que deja huella. Avolta World, heredera del legado suizo de Dufry, entiende ese viaje sin fronteras. Por eso ha convertido más de 5.100 espacios en 74 países en puntos de encuentro con la belleza, el bienestar y el descubrimiento.
En Avolta, el viaje comienza mucho antes de abordar un avión. Empieza en el detalle: un aroma, una atención, una oferta pensada para acompañar. Porque donde otros ven puntos de venta, Avolta diseña espacios de experiencia.
Ya sea en aeropuertos, estaciones, terminales marítimas o centros urbanos, sus servicios hablan el lenguaje del cuidado: compras libres de impuestos, gastronomía local e internacional, experiencias digitales, bienestar en tránsito, y más. Un ecosistema completo donde el viajero se convierte en protagonista.
Avolta ofrece experiencias multisensoriales. Desde boutiques de lujo hasta conceptos gastronómicos inspirados en la identidad local, el viajero encuentra en sus espacios algo más que conveniencia: encuentra historia, territorio, contexto.
En sus tiendas duty free y retail especializado, cada artículo ha sido curado para emocionar. Desde fragancias icónicas hasta artesanía regional, desde electrónica hasta gourmet: lo esencial y lo inesperado comparten estantería.
Pero Avolta también alimenta otros apetitos. Su división de Food & Beverage se inspira en la cocina del lugar para diseñar espacios donde el tiempo de espera se transforma en un momento de deleite. Cafeterías con alma, restaurantes de autor, bares con sello local… todo pensado para quien viaja con gusto.
Y para los que viajan con prisa, la tecnología facilita el paso: servicios digitales de pago, opciones “click & collect”, pantallas informativas, análisis predictivos para anticipar preferencias. Cada innovación hacer más humana la experiencia.
Avolta no camina sobre la huella del carbono: trabaja por borrarla. Su compromiso ambiental no se limita a compensar emisiones, sino a repensar desde el origen cada proceso. Bajo su estrategia de ESG (Environmental, Social, Governance), la empresa impulsa una transformación real y medible.
Para los viajeros, esto se traduce en acciones tangibles: envases reciclables, iluminación LED, control energético, y sobre todo, una oferta de productos éticos, sostenibles y locales. En sus tiendas se da protagonismo a marcas que priorizan el impacto social y la producción responsable.
Pero la sostenibilidad también es humana. Por eso Avolta se involucra con las comunidades donde opera: impulsa el empleo local, desarrolla programas de formación, apoya emprendimientos regionales y colabora con ONGs para generar oportunidades reales.
El viajero no siempre lo nota, pero lo siente: cuando es atendido por alguien que habla su idioma, cuando descubre un producto hecho a pocos kilómetros, cuando respira un ambiente más limpio y sereno.
Avolta World ha demostrado que el futuro del retail de viajes está en la visión. Que no se trata de mover mercancías, sino emociones. Que cada paso cuenta cuando se camina con propósito.
En un mundo donde el tránsito es constante y a veces agotador, Avolta ofrece una pausa. Un refugio. Un recuerdo inesperado.
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